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La Isla de Chiloé es un lugar mágico donde reina la naturaleza. Sus extensos bosques verdes, sus largas costas y sus famosos días lluviosos crean paisajes llenos de vida, perfectos para quienes buscan reconectarse con el entorno y dejarse maravillar por la belleza del sur de Chile.
Por un lado, se encuentra el Parque Nacional Chiloé, en la costa oeste de la isla, un refugio de bosques valdivianos, dunas y lagunas. Si caminas por sus senderos, podrás encontrarte con aves como el chucao, o incluso con el zorro chilote, una especie que vive prácticamente en ningún otro lugar del mundo. Sus playas, como la de Cucao, ofrecen un espectáculo único donde el océano se topa con el bosque, dejándote sentir la fuerza del Pacífico.
En el extremo sur, el Parque Tantauco resguarda una de las últimas zonas de bosque lluvioso templado. Sus rutas de trekking te sumergen en la vegetación frondosa y húmeda, mientras que sus miradores regalan vistas panorámicas inolvidables. Si tu plan es acampar y desconectarte, aquí encontrarás la paz que buscas.
La costa de Chiloé tampoco se queda atrás. Zonas como Chepu atraen a viajeros con su curioso “bosque hundido”, un lugar donde los árboles emergen desde las aguas, creando postales que parecen sacadas de otro mundo. Además, los Islotes de Puñihuil, cerca de Ancud, permiten observar colonias mixtas de pingüinos de Humboldt y de Magallanes, algo rarísimo de ver en Chile. Con suerte, también puedes toparte con lobos marinos y nutrias.
Si te gustan las caminatas con vistas espectaculares, el Muelle de las Almas, en Punta Pirulil, se ha convertido en una parada obligada. Este muelle simbólico, suspendido sobre impresionantes acantilados, ofrece un escenario perfecto para quienes disfrutan de contemplar el atardecer sobre el mar.
En toda la isla abundan humedales y ríos donde se pueden hacer paseos en kayak o bote, una gran oportunidad para divisar cisnes de cuello negro, flamencos y otra variedad de aves que se dan cita en estos ecosistemas. Además, la costa y el bosque se mezclan de una forma tan armoniosa que, a veces, con sólo detenerse a escuchar y observar, uno ya se siente parte de la naturaleza.
En definitiva, Chiloé es un lugar para respirar aire puro, dejarse envolver por la lluvia y sorprenderse con su variedad de paisajes. Es el destino ideal para quienes quieren maravillarse con la fuerza y la tranquilidad de la naturaleza al mismo tiempo, ya sea recorriendo senderos entre bosques milenarios, contemplando el rugir del Pacífico o explorando ríos y lagunas llenas de vida silvestre.